La inteligencia de su mirada, sus llamativos colores, su habilidad para realizar trucos y la maravilla de verlas volar, hace de las aves una compañía deseable para tener en el hogar.
Si bien a primera vista parece que su belleza se manifiesta en una cuestión visual, luego descubrimos en ellas sus distintas habilidades naturales, que podemos conseguir desarrollar por medio de un entrenamiento (como hacerlas hablar en algunos casos). Estas consideraciones invalidan su concepción desde un único punto de vista ornamental y provocan la curiosidad y su elección como un miembro más de la familia.
Pero por más que su adquisición sea un procedimiento sencillo y barato es imprescindible considerar, antes de decidirse por su compra, cuáles son las posibilidades reales que se tendrán para cuidarlas. No se trata sólo de una cuestión de tiempo para dedicarles, el tema del espacio merece toda una consideración aparte. Algunas mascotas como los loros requieren de jaulas más amplias y grandes lugares de juego.
Como segunda medida se requiere de un proceso de adaptación con el animal, sobre todo a entender sus necesidades. En un principio lógicamente estará asustado al compartir un hogar nuevo, ajeno y hay que ayudarlo, hablándole, moviéndolo. Durante los primeros días tanto los dueños como el ave deberán comprenderse mutuamente y comenzar a pensar en las señales que utilizarán para comunicarse: ya sea los movimientos del cuerpo o las palabras habladas.